Lázaro García dijo a nombre del poeta:
Soy Luis Gómez que nació
hecho de palma y de monte
bajo el ala de un sinsonte
que su trino me dejó.
Mi voz guajira besó
Cada piedra del camino
Y mi azaroso destino
Fue de cubana bandera
Para que nunca muriera
El sueño del campesino.
Una entrevista de Octavio Pérez Valladares
“Siempre hay algo que uno no sabe en esta vida...”
Tuvo que hacer trampas Luis Gómez para sobrevivir en tiempos difíciles:
“No, no tuve que hacer trampas; lo que tuve que hacer fue mucho esfuerzo; estar preso, creo que estuve preso en todas las cárceles de Cuba, porque en aquel tiempo yo iba a cantar a un CAFÉ o un bar; entonces, aquello se llenaba de gente para oírme y la venta se suspendía. Al dueño lo que le interesaba era vender y llamaba al policía, que venía enseguida a requerirme y... ¿de qué iba a vivir yo?. Ahí no puedes cantar, me decía. Yo seguía y entonces se acercaba, me tiraba un palazo. En segundos ya estaba fajado con aquel policía. Después el juicio y creo que estuve en más de 40 juicios por desorden público.
¿Cómo quisiera Luis Gómez que fueran las cosas en lo material y espiritual, en la actualidad?
“Quisiera que las cosas se desarrollen como ahora. Que todo el mundo trate de llevarse bien el uno con el otro y que no existan esas maldades que siempre veo por ahí, como es el caso de adueñarse de lo que no es suyo; no robar nada a nadie, ni en lo material o espiritual. Debía existir una gran familia, porque Cuba es una isla grande, tan bella, tan rica, que muy bien podemos vivir todos y en fraternidad, aceptando la disciplina social, las leyes como son, para de verdad vivir felices. Nadie tiene derecho a pisotear el derecho de los demás o las mismas leyes, y precisamente en un país que necesita y quiere desarrollarse.
Sobre su obra, qué libros tiene publicados Luis Gómez.
“Tengo dos folletos en forma de libros, que más bien son plaquettes; yo quisiera tener un libro publicado de mis décimas, pero no es así. Los folletos se titulan RUMORES DE MI BATEY y ROMANCES DEL PALMAR.
En el terreno de la política, qué considera Luis sobre Fidel y la Revolución.
“Fidel está haciendo posible que Cuba avance, de una u otra forma, que este sea un país de paz, de libertad, en cuanto a males como el consumo de drogas, violaciones y otras cosas horribles que se ven por ahí. Se lucha porque progrese la agricultura como sostén de la industria; está en la dirección del Gobierno la atención general social, que es el bienestar que se quiere para todos. En todos estos sentidos lucha el Gobierno, aunque los resultados no sean los requeridos o los que se esperan. Nadie puede negar que sí se logran avances colosales, pues en el mundo de hoy no hay sociedad perfecta.
El proceso revolucionario lo hacen los hombres. ¿Qué crítica pudiera hacerle Luis Gómez a ese proceso revolucionario?
“No entiendo por qué muchas personas, que reciben grandes beneficios, son los que menos agradecen y no ayudan a la Revolución ni con la guardia en el CDR.
“Si todos cumpliéramos con el rol que nos toca, por pequeño que fuera, ni esta situación de período especial fuera tan dura como es; la mayoría de las veces nosotros mismos, los cubanos, ponemos las cosas más malas de lo que son.
¿Qué piensa Luis Gómez sobre la disyuntiva: ser o no ser, la vida o la muerte?
“La vida o la muerte son fenómenos inevitables. Entre la vida y la muerte, precisamente, es que tenemos este proceso de vida, que no es más que el tránsito de la existencia. De la muerte no se puede ni hablar, no sabemos la sensación que causa ni cómo nos quedamos inertes. No podemos responder a nadie, ya no podemos ver; no sabemos a dónde vamos y ni hemos sabido tampoco de dónde hemos venido. Creo que la vida y la muerte son dos misterios idénticos para el hombre.
¿Qué aconseja Luis Gómez a los jóvenes que comienzan a cultivar la música campesina?
“A los jóvenes que comienzan a cultivar la música campesina, les aconsejo que nunca vayan por las esquinas, para a espaldas de sus compañeros, hacer críticas destructivas, sino hacer la crítica constructiva de frente a frente para ayudar. Muchas veces debemos llamar a la persona a solas y decirle lo que pensamos, acerca de los errores que está cometiendo. Creo que el que empieza y se cree que sabe mucho ya está perdido de antemano, pues hay que saber escuchar a los demás, porque en ello está un gran regalo que nos hacen y que constituye la experiencia acumulada de otros. Si no aceptan el consejo que damos ya nuestra conciencia está limpia, porque hemos obrado de buena fe.
¿Cuál es la opinión de Luis Gómez acerca de la traición amorosa?
“Donde hay amor siempre hay traiciones. Yo traicioné mucho y me traicionaron a mí también, porque el amor es así, es algo muy deseado por todo el mundo y, figúrate, siempre habrá guerra. Donde hay amor media la guerra, la disputa.
La paz absoluta no forma parte del amor. Yo, por ejemplo, sentí mucho la pérdida de una muchacha a la cual quería mucho. Murió de repente. Se llamó Olguita; ella era de Cabaiguán. Por poco me mato por ella. Un día que conversaba a su lado, en su casa, en un cuarto, entró un hombre cuchillo en mano para matarme. Bueno, cuando pude coger la puerta de la calle me fui de allí, escapé. Yo no usaba ningún tipo de arma, no tenía con qué defenderme. El amor va de la mano con la tragedia. Fíjate que cuando hay grandes fiestas la desgracia de unos es alegría de otros. Hay uniones, pero divorcios, odios y puñaladas traperas. Cuando el amor encadena a uno es muy difícil zafarse.
Luis, ¿eres un poeta espontáneo?
“Sí, correcto, soy un poeta espontáneo. Tengo una forma de improvisar muy espontánea. El repentismo no lo tiene todo el mundo y, además, hay que trabajarlo, hay que asimilar mucho conocimiento; por lo menos, asimilar mucho e instantáneamente. ¿Cuántas cosas tiene uno que desarrollar en fracciones de segundos?
Existe algún ejercicio, disciplina para ello...
“El repentismo nace, pero hay que perfilarlo, necesario pulirlo como a una joya. Uno mismo tiene que hacerle taller. Para eso siempre tuve en mi casa al maestro: EL LIBRO. Me gustó leer porque cuando uno lee es como si conversara o hablara con los muertos. Si lees a Martí estás hablando con él; si se trata de Amado Nervo, estás recogiendo su tristeza, porque está ahí, la sientes. El repentismo es de muy buena utilidad para cualquier poeta. Recuerdo que en Victoria de Las Tunas, en un aniversario de El Cucalambé, yo asistí. Estábamos en el prodigioso escenario donde nació aquel grande de la poesía: EL CORNITO. Te subían a un escenario para dejarte una décima libre y por escrito el pie forzado, que te lo entregaban subiendo. Mira, si no llega a ser por el repentismo que dominaba, no hubiera ganado el premio. No sé si tú sabes que El Cucalambé desapareció, no lo encontraron nunca. Nada se supo sobre su muerte ni a dónde fue a parar su cuerpo, eso quedó en el misterio. Yo veo que EL CORNITO es un río o un arroyuelo. Sabía que allí iba con Rufina a pasear por las tardes, cuando caía el sol. Sabiendo esto por lo que había leído, expresé mi décima libre:
Cornito, cuento y canción
en amoroso derroche
permíteme que esta noche
te haga una interrogación.
Tú sabes de una ilusión
que en total yo no la sé,
tú, que lo viste de pie
en las tardes primorosas
tú que sabes tantas cosas
¿dónde está EL CUCALAMBÉ?
Bueno, el pie forzado era: LA FLOR BLANCA DE MARTÍ...
La “Niña de Guatemala”
se nos marchó de repente
la que en su pálida frente
llevaba por sombra un ala.
La muerte siniestra, mala
vino a empañar un rubí
y aunque muerta no la vi
en su lecho funeral
llevaba sobre el cristal
la flor blanca de Martí.
Un diez de octubre, aniversario de levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes en 1868, tú estabas en el teatro Tomás Terry, de Cienfuegos, y Humberto Miguel Fernández, el entonces primer secretario del Partido, te dijo: Luis , no piensas decirle algo en décima al grupo Ismaelillo...
Verdad, yo de inmediato, compuse lo siguiente:
Para cantarle a esta fecha
por noble, sincera y franca
me puse una rosa blanca
sobre mi mano derecha.
El pueblo que nos estrecha
se encuentra presente aquí
y en un abrazo mambí
le doy prestigio y renombre
a los que llevan el nombre
de un pedazo de Martí.
Luis, debe ser muy agradable ser reconocido, famoso, querido...
“No creas mucho en eso, pues para mí ha sido una desgracia. He podido comprobar amargamente que todo lo que he podido desarrollar en este arte y servido a muchas personas, al final siempre me trajo la ingratitud.
Gracias a que hay también muchas personas que me aprecian, sigo muy reconfortado. En este tipo de rama del arte, casi el 90% de tus compañeros vienen a ti para hacerte críticas destructivas; existe mucha envidia. Le das un trabajo a otro poeta y a espaldas tuya quiere hacerlo trizas.
Luis, eso no debe sorprenderte. Ocurre en el periodismo y todas las carreras del arte. Hay que pensar que la última palabra la dice el pueblo...
“Sí, llevas razón. Por ello es que he soportado toda esa ingratitud. Sí, al final el juicio que vale es el de la población".
¿Qué otra anécdota recuerda Luis Gómez de su vida como repentista?
“Una vez se formó una delegación artística para recorrer las seis provincias del país y al frente iba el capitán del Ejército Rebelde Antonio Núñez Jiménez. Empezamos por Matanzas y de ahí fuimos para Oriente, y después, nos llegamos hasta Pinar del Río. En este último lugar yo era, precisamente, el último que saldría a escena. Aquí presentan al grupo CAMPESINO CIENFUEGOS y mis compañeros se turbaron, no sabían lo que iban a hacer y me echaron al podio, para que resolviera el problema. Entonces, el maestro de ceremonia, que hablaba muy rápido, dijo: PARA QUE USTEDES VEAN QUE FIDEL ESTÁ EN TODAS PARTES, PUES ESTÁ EN LOS BOHÍOS, LOS MONTES, VEGUERÍOS... y yo me quedo embelesado, pero digo retomando aquellas palabras:
Fidel está en los bohíos
en los cerros, en los montes
en los claros horizontes
y en la danza de los ríos.
En los tiernos vegueríos
en el lago claro y terso
en la enseñanza, en el verso
en las ceibas y recodos
en la conciencia de todos
los pueblos del Universo.
“Ahí las cámaras empezaron a recogerme y alguien que estaba cerca me dijo: ¡QUÉ BELLO ESO QUE HAS DICHO!!! Yo, sinceramente, no sabía ni lo que había dicho, pues aquello fue algo que vino, que brotó espontáneo.
Esto es algo divino, como una onda, una frecuencia, cierta comunicación, como si una estrella iluminara el entendimiento.
Luis, un admirador tuyo, Hermenegildo Núñez García: el “Poeta Rebelde”, recuerda esta anécdota:
“Me encontraba en la ciudad de Santa Clara, en 1960, y al oír unas guitarras y laúdes, por mi estirpe de guajiro, me acerqué y estaban cantando, entre otros, Pérez Triana, Rigoberto Artiles y Luis Gómez. Era la época aquella donde los poetas, como en reiteradas ocasiones dijo Luis, pasaban el sombrero para recoger algún dinero y el pueblo echaba lo que podía o quería.- En esos instantes Luis cantaba y a un veterano de la Guerra de Independencia, pero dicho veterano no le hacía caso; entonces, Luis se esmera, pone en función su gran genio y en décimas le dijo lo siguiente:
Quien no oye una poesía
hecha con tanta emoción
ése, en la Revolución
al plomo también le huía.
Usted, jamás pudo un día
tomar un rifle en la mano,
usted no fue veterano,
usted no empuñó el machete,
porque hay cinco, seis o siete
maneras de ser cubano.
“Continúa la fiesta, hay otro veterano que le echa un peso en el sombrero. Al ver ese gesto, Luis le dijo:
Ustedes ven la medalla
que está en su pecho brillando
¡Esa la gano peleando
en los campos de batalla!
El no se va de la raya
porque es un buen veterano
pero si un americano
quiere arrancarle el trofeo
se muere como Maceo
con el machete en la mano.
“Yo recuerdo también que en la ESBEC de Lagunillas, en una actividad festiva y cuando ya eran las once de la noche, dijo el anunciador:
_Ahora, con ustedes, el poeta Luis Gómez...
“Había muchachos allí, bailando y uno de ellos, en tono despectivo, dijo:
_¡Bah!, le ronca meterse ahora a este viejo...
“Y yo, que oí esta expresión, improvisé lo siguiente:
¡Viejo yo!, viejo es el Morro;
viejo, el Castillo de Jagua,
viejo, es el río de Sagua
y no hay quien le aguante el chorro.
Viejo, el pueblo de El Cotorro,
y vieja la madrugada;
si un viejo no vale nada
yo quisiera ser un viejo
y no tener el complejo
de esta juventud cansada.
Viviste el momento de conocer la infausta noticia de que sería eliminado el camino de hierro de Cumanayagua. Muchos no estuvimos de acuerdo y hasta yo escribí, en calidad de corresponsal de mi localidad, un comentario crítico sobre el tema. Para ti no pasó inadvertido este suceso y dejaste una décima.
“Sí, efectivamente, la recuerdo. A mi manera hice la siguiente reflexión”:
Ya le arrancaron la vía
a nuestro pueblo adorado
que era el transporte atrasado
que en otro tiempo tenía.
Sufre la melancolía
que muchos ojos no ven
y mi pueblo en su vaivén
que tanto quiero y admiro
en el puente de El Guajiro
estaba esperando el tren.
Luis Gómez ha tenido sueños...
“Los he tenido y te lo diré en rima:
Soñé que era millonario
y que habitaba un palacio
adornado de topacio
con todo lo necesario.
Que era un hombre extraordinario,
digno y de suave ademán
y que con inmenso afán
las muchachas me veían
y enamoradas decían:
adiós, Luis Gómez, sultán.
---
Cuatro mil caballerías
de tierra ellas eran poquitas
sin contar otras finquitas
que eran propiedades mías.
Y que yo todos los días
utilizaba un distinto traje,
que me rendían homenaje
que todo era con exceso
y que en un avión expreso
andaba de viaje en viaje.
---
En mi dulce sueño vi
la boda con Magdalena
que estaba hermosa, serena,
bellísima, unida a mí.
Y un anillo le di
de amoroso compromiso,
un cura resumen hizo
y ella cubierta de tul
llegó a mi palacio azul
que era todo un paraíso.
---
Desperté y el paraíso
se fue desapareciendo
porque ella estaba durmiendo
en un polvoriento piso
que por desgracia ni liso
porque ya me dolía un hueso,
Ni tul, ni traje, ni peso
todo eso fue fantasía,
la tierra sí la tenía
de collar en el pescuezo.
Uno puede percatarse al momento de que tiene ya una obra en sus manos...
“Uno compone, se escucha a sí mismo y en los minutos que siguen, ya se da cuenta que hay una obra grande, que trascenderá. Sí puedo asegurar que antes, o en el momento, ello resulta imposible. Así le ocurre al jugador de pelota, que va con la intención del jonrón, pero no puede asegurar que lo dará. Por lo dicho, en el caso de la poesía, se requiere realizarla con rapidez y también al unísono encerrarla en letras de molde, porque de lo contrario se la lleva el viento”.
Cuando tiene lugar la muerte de Luis Martínez Gómez el también poeta repentista Jorge Sosa Bermúdez le dedica la siguiente décima:
Vi la muerte tras tu huella
Muchas veces fracasar
Porque te venía a buscar
Y tú no te ibas con ella.
La cegabas con tu estrella
Siempre que a tu encuentro vino,
La echabas de tu camino
Pero esta vez te engañó
Porque se te apareció
Vestida de gallo fino.