El sargento Feliciano
Del Cumanayagua de ayer existen anécdotas que se cuentan hoy, por los más viejos, acerca del sargento Feliciano de la temida guardia Rural, el que de bobo no tenía un pelo y odiaba desaforadamente a los ladrones.
No tengo las referencias sobre cómo se hizo cabo, pero sí me han contado la prueba que le hicieron para ostentar los galones de sargento. Se dice que él y el cabo Pérez, viajaron hasta Santa Clara con ese fin. Los exámenes se realizaban de forma oral y en dúo.
_¡Cabo Pérez, repórtese! -dijo con voz de mando un capitán.
_¡Aquí! -respondió el aludido.
_Para usted, ¿qué es la Patria?
_La Patria, capitán, es sagrada. Es como nuestra madre, a quien debemos defender de cualquier afrenta. Si fuera preciso dar la vida por ella, no podemos vacilar ni un instante, porque se trata de la tierra que nos ve nacer y tarde o temprano nuevamente nos acoge en su seno.
Y el cabo continuó expresando ideas muy bellas acerca del concepto sobre Patria. Feliciano escuchaba e interpretaba, a su manera, todo aquello tan enmarañado que expresaba su compañero de armas.
_¡Cabo Feliciano, repórtese! -conminó el oficial.
_¡Aquí! -repitió.
_Para usted, ¿qué cosa es la Patria?
_Bueno, capitán, es algo así como la madre del cabo Pérez...
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Herminio -
HGR
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